Necesidad vs Deseo: Las primeras decisiones financieras de los niños 

“Mamá, necesito esa muñeca”, “Papá, todos mis amigos tienen ese videojuego, necesito tenerlo”,… Cuántas veces como papás no hemos escuchado estas frases de nuestros hijos, como si su vida entera realmente dependiera de cargar esa muñeca o poseer el videojuego. Y a la semana, bien puedes quitar la palabra “muñeca” y cambiarla por “pulsera”, y el “videojuego” por “guitarra eléctrica”, porque vivimos una época en la que la publicidad y la presión social nos empujan a querer siempre algo diferente. 

Pero ¡alto! Antes de ceder a una serie de insistentes argumentos para comprarles a nuestros hijos cuanta cosa deseen, estas son las oportunidades clave para hablar con ellos e introducirlos en una de las decisiones económicas que guiará y determinará su futura salud financiera: la diferencia entre aquello que necesitamos y queremos.  

Por eso, en este artículo, voy a explicarte la diferencia entre necesidad y deseo.

En este artículo

Family putting money into piggy bank

¿Necesitas esa bolsa o simplemente la quieres?

Y si crees que esto es sencillo, sentémonos en la silla de los acusados. Vas caminando por el centro comercial y te topas de frente con esa bolsa negra maravillosa que parece que estuvo esperando ahí una eternidad para ser encontrada y adquirida por ti. ¿Necesitas la bolsa o la quieres? Hasta una mujer como yo en sus cuarentas seguro encontrará una lista de argumentos para convencerse a sí misma de que sí la necesita, ¿verdad que no es tan sencillo? 

Partamos de la definición básica de necesidades y deseos. Para la teoría económica, las necesidades son todo aquello que es necesario e imprescindible para funcionar y sobrevivir, tales como vestido, techo o comida; mientras que los “deseos” se refieren a los productos o servicios que nos gustaría tener o experimentar, como un viaje, un coche nuevo o el último smartphone

Las necesidades son prioritarias, mientras que los deseos son prescindibles. Y si bien nosotros como padres somos quienes actualmente cubrimos las necesidades primarias de nuestros hijos, serán ellos en un futuro quienes lo hagan, por lo que es vital que desde pequeños comprendan la diferencia entre deseo y necesidad.

Consejos para diferenciar y enseñar deseos vs. necesidades

Daughter in store learning to budget

¡El presupuesto es la clave!

La diferencia entre necesidades y deseos supone una serie de decisiones financieras que nos empuja a reflexionar sobre cómo administrar nuestro dinero de forma inteligente y también nos invita a trabajar en el autocontrol para dominar los impulsos de compra. 

Hace unos meses, mi hija de ocho años me acompañó a una tienda departamental a comprar los productos básicos del hogar, desde toallas y sábanas, hasta vasos y platos, para una propiedad de inversión. No teníamos siquiera una taza para tomar café, así que pensé que era una oportunidad de oro para que ella entendiera la diferencia entre “lo que necesitamos y lo que queremos”. Antes de salir hicimos, juntas un presupuesto: identificamos los productos prioritarios y establecimos un gasto general y particular para cada rubro.

Mientras navegábamos por la tienda, se nos cruzaron una cantidad impensable de artículos que no necesitábamos. Ella se emocionaba con los cojines de unicornio y las cajas de música, pero continuamente le preguntaba: ¿lo necesitamos? ¿está dentro de nuestra lista? Al final de la travesía habíamos reunido lo que realmente necesitábamos. Me ayudó, además, a sumar el costo de los artículos y revisar que el total no rebasara nuestro presupuesto.

Lo verdaderamente increíble de esta experiencia es que al inicio del viaje tomó una libreta que le gustó mucho y al final la dejó en la caja. Me dijo: “Mamá no la necesito, tengo ya muchas libretas”.

 ¡Comprendió la diferencia entre “necesidad y deseo”!

Gran parte de este éxito se basó en el presupuesto. El presupuesto nos permite tener claridad sobre cuánto dinero tenemos y en qué vamos a gastarlo, nos ayuda también a visualizar nuestras prioridades y administrar nuestro dinero. 

Family riding bike on family vacation

Los deseos también son importantes

Aunque los deseos no son indispensables, sí son importantes. Aquel viaje en familia es importante para crear nuevas experiencias, para conectar con los hijos, para salir de la rutina y descansar. Y así también lo son las cosas que nuestros hijos desean, los patines son para salir a jugar, hacer ejercicio y convivir con sus pares; mientras que las clases de guitarra que tanto desean seguramente abonarán en su disciplina y educación musical. 

El mensaje que debemos transmitir a nuestros hijos es que cada decisión económica supone un costo de oportunidad, definido como el valor de aquello a lo que renunciamos cuando tomamos una decisión. Es decir, si tu hijo tiene $100 dólares en su presupuesto de gasto y decide gastarlo todo en una patineta, cuando necesitaba también unos tenis, está sacrificando un deseo por una necesidad. El costo de oportunidad de elegir la patineta es la renuncia a los tenis. 

La elección supone una renuncia. Está increíble que nos demos el gusto de comprar un helado el fin de semana, ¡a todos nos gusta el helado! Pero eso no significa que debamos comerlo todos los días. Todas las decisiones económicas que tomamos, deben partir de la razón y del autocontrol, de renunciar a lo que sabemos es correcto para nosotros y nuestras finanzas. 

Es por ello que cuando nuestros hijos miran su presupuesto de gasto, es vital que nos sentemos con ellos, los ayudemos a sacar sus propias conclusiones y a controlar sus impulsos. Hagamos preguntas como: ¿realmente quieres gastar este dinero? ¿lo quieres o lo necesitas? ¿qué uso le darás a lo que vas a comprar?

El costo de oportunidad de elegir una cosa sobre otra permite a los hijos desde temprana edad tomar esas pequeñas decisiones económicas que les brindan un sentido de autonomía y confianza y por qué no, también les permite equivocarse y aprender de la experiencia.

Compassion being showed towards daughter

Apreciar antes de comprar

Enseñar a nuestros hijos a dominar sus impulsos de compra es difícil, más cuando vivimos bombardeados por una publicidad que busca convencernos de que necesitamos un cereal, una crema y hasta un coche de lujo. A esto hay que agregar un ingrediente más: la presión social. Nuestros hijos piensan que deben tener lo que tienen los amigos. 

La publicidad y la presión social parecen jugar en el equipo contrario cuando se trata de enseñarles a los niños a tomar decisiones económicas inteligentes, basadas en lo que necesitan y lo que quieren. La clave: enseñarles a apreciar, antes de decidir. 

Esto es útil también para nosotros como adultos. Regresemos al ejemplo de la increíble bolsa negra que nos grita que la compremos. Vayamos a nuestro clóset, miremos cuántas bolsas negras tenemos, reflexionemos sobre su frecuencia de uso. Cambia la perspectiva, ¿cierto?

El valor de apreciar todo cuanto tenemos y nos rodea permite confirmar nuevamente que el dinero no es bueno, ni es malo, sino que es una herramienta para lograr aquello que queremos y alcanzar la vida que hemos soñado. Cuando invitamos a nuestros hijos a apreciar cuánto tienen, desde su cuerpo, salud, familia y amigos, hasta su casa o cosas materiales, de pronto… ¡Pum!  ¡La lista de deseos parece achicarse!

En conclusión…

  • Las necesidades son todo aquello que es imprescindible para funcionar y sobrevivir, mientras que los deseos se refieren a los productos o servicios que nos gustaría tener o experimentar.
  • Enseñar a los hijos a hacer un presupuesto les brinda una claridad sobre cuánto dinero tienen y pueden gastar, también les permite visualizar sus prioridades y administrar mejor el dinero entre sus deseos y necesidades.
  • Cada decisión económica supone una renuncia. El costo de oportunidad de elegir algo es aquello a lo que debemos renunciar. Por ello la importancia de enseñar a los hijos a elegir de manera inteligente y responsable, a autocontrolarse y priorizar sus necesidades.
  • Si como familia aprendemos a observar y apreciar todo cuanto somos y tenemos, seguramente podremos replantear mejor qué realmente queremos y qué necesitamos.

Preguntas frecuentes


¿Qué es primero: deseo o necesidad?

Las necesidades son primordiales y preceden a los deseos. Son inherentes a la naturaleza humana y están vinculadas a la supervivencia y bienestar básico del individuo, como el alimento, el refugio o la salud. En contraste, los deseos surgen a partir de estas necesidades básicas y son influenciados por factores culturales, sociales y personales. Mientras que una necesidad puede ser sentir hambre, un deseo sería querer una pizza en específico para saciar esa hambre.


¿Qué tienen en común deseo y necesidad?

Tanto el deseo como la necesidad están relacionados con la búsqueda de satisfacción y bienestar del individuo. Ambos impulsan a las personas a tomar acciones para alcanzar un objetivo o satisfacer una carencia. Además, ambos pueden influir en las decisiones de consumo y en cómo se priorizan los recursos disponibles. Aunque se originen de formas diferentes, tanto los deseos como las necesidades actúan como motivadores de comportamiento.


¿Cuál es la diferencia entre deseo y demanda?

La demanda se refiere a la cantidad de un bien o servicio que los consumidores están dispuestos a comprar a un precio determinado en un periodo específico. Es una manifestación concreta y cuantificable de los deseos, siempre y cuando estén respaldados por la capacidad de compra. Por otro lado, el deseo es simplemente un anhelo o aspiración hacia un bien o servicio, pero no siempre está acompañado de la capacidad o intención real de adquisición. En otras palabras, uno puede desear algo, pero no necesariamente tener la capacidad o la voluntad de adquirirlo, y por ende, no se transforma en demanda en el mercado.